martes, 20 de octubre de 2015

Del amor al odio



Esto pensaba ayer .
No sé qué me gusta más de ti,
Si tú nombre de cinco silabas
o tu mirada altiva y candorosa, que parece que me invita a arder en ella.
Tus carnosos labios en los que podría anidar toda mi vida
o tu puntiaguda nariz que parece siempre indicarme la solución,
o  esos  afables pómulos que hacen que tu cara sea  graciosa.
O tú pelo de trigo quemado,
que se enreda en tus hombros, adornándolos, protegiéndolos.
¿Qué me gusta más de ti?
Tu esbelto cuerpo o la forma arrogante como lo mueves,
tus pequeños senos de clavel  o tus largas piernas
que parecen graciosos tentáculos.
Me gusta tu silencio y cuando lo rompe tu voz
aunque no recuerde ya como se escucha.
No me interesa si te llaman madre, hija, hermana, amiga, amante,
esposa, ingenua, loca, soñadora o simplemente tonta,
lo que me interesa es que sigas sonriendo y siendo tú,
esa mujer sin límites, sin prejuicios, esa guerrera que nunca se rinde,
que hace lo que desea, con quien desea
que aspira permanentemente a la libertad
que respira por alguien  más.
¿Qué me gusta más de ti?
La forma misteriosas como me atraes
o la forma desinteresada como te diriges a mí.
Tu valentía o tu inteligencia, tu aire de indiferencia hacia los demás
o quizá todas estas cosas, amalgamadas en ti.
Eres todo esto y tal vez tengas mil  hermosas virtudes más,
pero aun no las has descubierto,
mientras  yo imploro un milagro para poder hacerlo juntos.

Pero  en este instante pienso esto,
maldigo tu nombre y quisiera olvidarlo,
apagar tu  mirada llena de superioridad,
no me interesa tu compasión,
desprecio tus labios, víctimas de la falsedad,
que se dejan impresionar, por la verborrea de zoquetes villanos,
por promesas que jamás serán cumplidas;
todas tus virtudes y magnificencia desaparecen
al verte aceptar a los aduladores
o quizá nunca las has tenido,
solo son producto de mi imaginación,
quizá solo seas una más entre millones de vulgares mujeres;
 yo te puse un nombre y te llene de  virtudes,
eleve tu efigie a los más altos altares,
ahora me doy cuenta de mi error y me maldigo,
por creer que podría existir alguien así,
por darme cuenta que eres común,
tan cotidiana y monótona,
tan defectuosa,
y maldigo por saber que solo eres una más,
me maldigo por ser tan vacío, simple,
fastidiosos y gris,
no poderte ofrecer nada, ni ayudarte a cambiar,
lloro por saber
que estamos mejor alejados.
         Barça Man
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