Es duro, el trabajo de la pesadilla.
Es duro escuchar día a día
la purpura agonía,
de las marionetas de noche,
de las almas marginadas de la vida.
Esos seres apartados
por no cumplir el requisito,
por no seguir las doctrinas;
Esos seres expulsados de la vía
por el miedo, la ira, la duda, el exceso y la cobardía.
Es duro, escuchar día a día
las quejas acumuladas en una colección
de rostros desfigurados, acabados;
las marionetas transgresoras;
escuchar las falsas promesas
pintadas con esperanza,
que pronto se gastara y terminara
por deteriorarse.
De esas marionetas manejadas a voluntad
Por los hilos de la ingobernabilidad
y que han arrastrado el falso carro
O quizá el verdadero, de la
escabrosa e impura autenticidad
y ser una de ellas mañana
cuando abra los ojos
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