Deseo ya no ser un sollozo que irrumpe en la noche,
no ser mas la palabra que ofende antes de ser pronunciada,
Deseo borrar mi ceño fruncido,
iluminar mi mirada perdida, enfriar mi lujuria.
que la piel me alcance para soportarlo todo,
para resistir el pellizco del tiempo.
Deseo ser humilde, ya no ser amargura.
Cada día es una espiga,
enterrada en el espíritu,
aguardar por ella, la de ojos pequeños
voz rasposa, la indiferente;
la orgullosa
la tierna cuando ama,
la soberbia.
La pálida agonía,
de la espera,
la soberbia.
La pálida agonía,
de la espera,
la incertidumbre.
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